Por Ana Longoni
“Diarios del odio” en el CC Paco Urondo. 2017.
El sábado a la noche pasamos por la movilizante experiencia de “Diarios del odio”, la puesta de la joven compañía ORGIE que dirige Silvio Lang a partir del poemario de Roberto Jacoby y Syd Krochmalny, que antes fue murales en carbonilla, y aún antes fue la paciente recopilación de páginas y páginas de comentarios tomados de los foros on line de lectores de Clarín y La Nación, entre 2009 y 2014. Como aclara Jacoby, no modificaron ni agregaron una sola palabra o interjección, solo engarzaron fragmentos que pescaron en esa cloaca, en un ejercicio literario impresionante para conjurar el malestar o al menos hacerlo palpable.
Ahora esos materiales mutaron a indagación teatral: un abrumador cúmulo de canciones (desde salmos religiosos a hip hop) y de cuerpos que no son múltiples sino siempre uno solo, un colectivo aterrorizante, aterrorizado. Marchan, se trepan, se agreden, se rozan, sudan: el maquillaje se desprende y va quedando una pátina de yeso sobre el piso, una nube de polvo tóxico sobre todxs nosotrxs, mientras el rojo chorrea y uniformiza las pieles hacia algo sanguinoliento, carne cruda.
No pude dejar de pensar en lo que Roberto Jacoby me dijo hace años sobre la potencialidad política de Arte de los Medios en 1966 y su constatación en el "Antihappening" de que los medios masivos de comunicación son capaces de construir acontecimientos. Él reflexionaba en los años noventa sobre cómo esa potente herramienta política había quedado encapsulada en un limbo, y lamentaba cómo había sido la derecha y no la izquierda la que aprendió rápidamente cómo aprovechar esa lección. Ahora, que esa capacidad de los medios de construir acontecimiento (opinión, sentido común, post-verdad, como quieran decirle) es algo innegable y evidente, Jacoby contraataca y vuelve a meter el dedo en la llaga (o la cabeza en la olla podrida): se mete allí donde se cuece, se alimenta, se multiplica, toma forma e ímpetu el odio fascista, clasista, racista, machista, xenófobo, homofóbico, antipopular… Como dijo María Pía López, “el huevo de la serpiente”. Se mete allí donde preferimos no asomarnos, escandalizados por ese monstruo que se estaba gestando. La política del avestruz: preservarnos de leer los comentarios de lectores, esas catervas de injuria y lapidación simbólica, que prometen tiros en la nuca a todx aquel que erigen en oponente.
Para lxs que se animen: el miércoles a las 20 horas (después de la marcha a Plaza de Mayo contra el 2x1 y la nueva intentona de impunidad a los genocidas) habrá una nueva función de “Diarios del odio” en el CC Paco Urondo.
Comments