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EL TAMAÑO DE MI MUNDO

Lengua: Español

Editorial: Mansalva

Colección Poesía y Ficción Latinoamericana

Autor: Syd Krochmalny 

Páginas: 181

Abril 2021

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El tamaño de mi mundo no es periodismo gonzo (aunque el autor se ponga en bolas), ni historia de vida (nada que ver con Los hijos de Sánchez de Oscar Lewis, acá de familia, nada) ni texto de no ficción (género que suele ocuparse de ilegalidades de primera plana). Es una tesis sobre el oficio de stripper, del conurbano al centro, con el testimonio de un tal Ulises del Toro, su saga trágica de hombre objeto y cogedor-contador  (aunque estudiaba la carrera, su contabilidad era de mujeres), escrita por un sociólogo-artista –escritor  que no hace diferencias morales entre El capital de Marx  y el mundo como tamaño, es decir, la capacidad de usar el bulto como percha para los calzoncillos al ritmo de Back in Black.  En plena revolución feminista este libro es una tierna biografía retro de la pija: su apogeo nervudo y ciego, sus bombeos de obrero especializado, su senil entereza química, su mustia muerte en vida. 

¿El escenario? Entre otros, el boliche Golden donde las mujeres aúllan y se abalanzan sobre sus bultos preferidos, haciendo creer, como lo hacen hace siglos, que esos gadget carnales les provocan orgasmos tan fáciles como la protagonista de Cuando Harry conoció a Sally, ejemplifica en la mesa de un restaurante. 

“Todavía no estoy seguro de si cuando empecé a trabajar de stripper lo hice para escribir mi tesis o porque siempre me gustó exhibirme” empieza por declarar el autor cuyo nombre de stripper era León Anaconda.  Esa ironía no es más que modestia afectada: detrás hay una ética que intenta difuminar los límites entre la experiencia y la  etnografía, entre el testimonio y la ficción. 

María Moreno

Novela, confesión, memoria y pesquisa itinerante sobre el universo stripper masculino como forma de prostitución viril cuyo objeto, fuente de ganancias y prestigio lumpen es el deseo de ellas, El tamaño de mi mundo es mucho más grande que el tamaño de todo pene, lagarto, morcilla, flauta, salchicha, artefacto, garrote del amor, dispenser de leche, brocha gorda o la que te cuelga, entre otros nombres que aquí desfilan para designar a ese órgano central del sistema. En este mundo, la pija parada reina. Una red de voces sostiene a un narrador hétero y heterosexista, misógino y salvajemente sensual que enarbola su goce de principio a fin en modo alegre y sin culpa, dispuesto a entregarse a una fellinesca orgía de millares de mujeres para su sacrificio pagano. También ofrece consejos de autoayuda para mantener esa voluntad de erección que es voluntad de poder, entrenamientos para mejorar el tono, cálculos de consumo calórico, drogas apolíneas para potenciar el crecimiento y reducir las grasas, químicos androgénicos que se supone inducen el carácter animal en la personalidad humana. Y cruza observaciones sociológicas sobre los strippers como trabajadores sexuales que sueñan con la fama aunque están destinados a la marginalidad. Este mundo de relaciones atravesadas por la mentira, el simulacro y la puesta en escena de artificios para la seducción, con jóvenes competitivos que se prostituyen exhibiendo y refregando en las caras de sus clientas los atributos físicos, gestuales y discursivos de la masculinidad, también tiene sus clientes. Pero estos circulan en un capítulo homosexual que exacerba aún más el aspecto explotador de la relación sensible entre cuerpos dominados por la fantasía -y el miedo- de que te rompan el culo. En medio de la calentura in crescendo se oye la voz secreta de un romántico en el armario, un nostálgico del amor que se sabe perdedor pero igual sostiene su mástil en alto y asegura que siempre hay que depilarse para que el bosque no tape el árbol. 

                                                                                                      Osvaldo Baigorria

Novela, nuestro género en disputa. Para Syd novela es parodia de las ciencias sociales, destitución farsesca de los discursos intelectuales, diseño historietístico y diario apócrifo. Para narrar el género masculino llevado a un extremo sacrificial: ¿qué es un cuerpo de varón? ¿qué es ese cuerpo cuando se pone como objeto de una mirada deseante no en su singularidad sino en su adhesión al estereotipo? ¿qué puede un cuerpo además de exacerbar músculos y endurecer la pija y salir de caza? La masculinidad aquí es preparación, aprendizaje, transmisión y mercancía. Un mundo de hombres que se enseñan entre ellos cómo salir de caza pero que resultan, siempre, cazados. Novela para irritar nuestro presente feminista, pero también aullido de miedo ante nuestra fuerza desatada.

María Pía López

Un explorador penetra en la escena de la virilidad exacerbada, llevada al extremo con hormonas, dietas y banditas elásticas en la base de la pija. Se mete en el camarín que es antesala del espectáculo de la masculinidad. No se nace varón, también se aprende. Aunque todo pibe nace stripper, quiere sacarse la ropa, exhibir sus atributos, atravesar el aire, ocupar espacio, existir. 

En Príapolis hay un movimiento transhumano, el trabajador sexual es doblemente explotado por la jauría de lobas hambrientas y por el investigador. El observador participante confunde los límites entre mirar y ser mirado. Quiere las dos cosas. ¿Se puede ser artista, obra y crítico a la vez? Se puede, dice Syd Krochmalny.

Marina Mariasch

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